Ayer descubrí un libro magnífico que no tuve más remedio que comprarlo. Me encantó encontrar este libro de memorias de un actor que me encanta, pero al empezar a leerlo está superando todas mis expectativas. No se trata, en realidad, de una autobiografía al uso sino de una recopilación de anécdotas y experiencias del Hollywood de los años 30 a 60 del siglo XX, en concreto desde 1935-1960. Para un aficionado al séptimo arte, y sobre todo a esa época dorada de Hollywood este libro es un joya, pues supone conocer de primera mano muchas anécdotas de los grandes del cine de la época.
Para aquellos que no lo conocéis ya os estáis poniendo las pilas viendo algunas de sus películas. Unas muy divertidas son: Mamá a la fuerza, con Ginger Rogers, o La cabaña con Ava Gardner y Stewart Granger. El actor hace un papel antológico en la película que le proporcionó Un Oscar: Mesas separadas. Pero también intervino en otras muchas producciones como: Rebelión a bordo, la ciudad sin ley, Cumbres borrascosas, La carga de la brigada ligera, Querida enemiga, El prisionero de Zenda, La vuelta al mundo en 80 días, Un mayordomo aristócrata, Buenos días tristeza, Los cañones de Navarone, La Pantera Rosa, 55 días en Pekín, Casino Royale, entre otros títulos.
En el siguiente vídeo podemos ver al actor británico en una entrevista.
A continuación os presento un vídeo con diversas imágenes del actor a modo de homenaje, que espero que os guste
El actor recibió un Oscar por Mesas separadas, lo que no sabía es que los actores que se lo entregaron fueron dos de mis ídolos: Irene Dunne, la gran dama del cine; y John Wayne el rey del western. Aunque si hablamos de la ceremonia de los Oscar, hay una divertida anécdota relacionada con David Niven. El actor estaba presentando uno de los premios y se cruzó un hombre desnudo, pero él con su flema inglesa siguió impasible y a lo suyo con la tarea que se le había encomendado. Y ahora os cuento una anécdota propia: cuando hace ya unos cuantos años presenté mi Tesis Doctoral en la Universidad Complutense de Madrid yo estaba muy tranquila y segura, concentrada en mi exposición, cuando a la mitad de la misma entró en el salón de grados un tipo barbudo y desaliñado canturreando y hablando solo que se sentó y luego se puso en pie tapando la pantalla, hablando y cantando. Yo veía que mi director de tesis y los miembros del tribunal estaban nerviosos pero yo tan pancha, me acordé de David Niven y pensé: "Yo a seguir sin inmutarme como Niven". En la comida uno de los miembros del tribunal me llegó a preguntar si había visto al curioso individuo, al que finalmente habían desalojado de la sala. Yo iba preparada para no alterarme ni por un terremoto ni por un desastre nuclear, o una invasión extraterrestre al estilo de La guerra de los mundos, mucho menos por un loco o borracho...Acordarme de este actor me dio serenidad y aplomo, así que como veis el cine es útil para muchas cosas
Ahora os dejo que voy a seguir leyendo el libro para disfrutar del Hollywood dorado y glorioso, y poder contaros muchas cosas interesantes y curiosas.
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