domingo, 8 de diciembre de 2013

Ciclo de Cecil B De Mille

No es que se haya organizado un ciclo de Cecil B De Mille en algún cine o en uno de los múltiples canales de televisión que tenemos, se trata de un ciclo que me he organizado yo en el salón de mi casa y con el que estoy disfrutando de lo lindo. De momento he visto: Cleopatra (Me gustó más la versión de Liz Taylor, Rex Harrison y Richard Burton, aunque hay que decir que Claudette Colbert está muy bien), El signo de la Cruz de 1932 (Yo había visto la película pero con unos cambios que introdujo el director en 1944), Las Cruzadas que me encantó, con una bella Loretta Young, y con unos toques cómicos geniales. No la había visto nunca y me sorprendió gratamente. También he visto Piratas del mar Caribe, que nada tiene que ver con el pirata Sparrow o La Perla Negra, y en la que podemos ver a John Wayne, Paulette Goddard y Ray Milland, que está muy guapo en este filme, y al que todos recordamos por su papel en Crimen Perfecto junto a Grace Kelly, en este magnífico filme de Alfred Hitchcock.


Y una película que siempre me ha gustado es El Crepúsculo de los dioses de Billy Wilder que es de esas películas de cine dentro del cine, que muestra el drama que vivieron algunas estrellas de cine mudo que no supieron adaptarse al cine sonoro. Gloria Swanson, William Holden y Erich Von Stroheim son los protagonistas de este drama de cine negro rodado en 1950. En esta película hace un cameo el director Cecil B De Mille interpretándose a sí mismo.


 
Otra magnífica película de este ciclo que he improvisado en mi casa es El mayor espectáculo del mundo rodada en 1952 sobre el mundo del circo con Charlton Heston, Cornel Wilde y James Stewart, este último en el papel del Payaso Botones, un médico que se ha refugiado en un circo para huir de la policía que le acusa de haber matado a su esposa que estaba gravemente enferma. Así pues se insinúa en la película la eutanasia. Además se le ve en varias ocasiones realizando vendajes que llaman la atención pues parecen muy profesionales, pero él bajo su maquillaje de payaso dice que aprendió cuando estuvo en el ejército. El tren en el que viaja toda la compañía circense tiene un accidente, el payaso-doctor quiere huir (omisión de socorro) pues la policía le pisa los talones, pero finalmente decide ayudar, cura heridas e incluso practica una transfusión sanguínea de andar por casa que le salva la vida al director del circo. Otro detalle de interés para este blog de Cine y Medicina es la caída que sufre el trapecista estrella que por un pique con una joven trapecista decide trabajar sin red y en uno de esos número de "más difícil todavía" cae al vacío desde gran altura. Lo sorprendente es que no muere pero le queda una lesión en el brazo, y una mano en garra, parece que como consecuencia de la parálisis o rotura de algún nervio. Sin embargo, el payaso percibe que tiene sensibilidad en la mano, lo cual abre nuevas esperanzas al trapecista.
 

Tengo varias películas pendientes para completar el ciclo como Los diez Mandamientos (Versión muda y versión sonora) o Sansón y Dalila entre otros títulos. Ya os contaré. De momento lo estoy pasando de maravilla repasando estos clásicos.
 
 



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