jueves, 11 de octubre de 2018

La cardiología en el cine: a corazón abierto

En muchas películas han aparecido personajes con problemas cardíacos. La hipertensión arterial, el infarto agudo de miocardio (Mi padre) o la necesidad de un trasplante de corazón son algunos de los problemas que el cine ha reflejado con cierta frecuencia. En algunos casos es el tema principal de la película o es el protagonista el que sufre dicha afección, como Corazón abierto. En otros casos es un hecho anecdótico o es un personaje secundario el que presenta alguna dolencia cardíaca, como por ejemplo, en Ardid femenino, película en la que la madre del protagonista finge sufrir una dolencia cardíaca para liberarse de problemas y conseguir la atención de su esposo.

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Los trasplantes cardíacos han estado ampliamente representados en el cine, como por ejemplo, en títulos como París, película francesa dirigida por Klapish, que cuenta la historia de un bailarín que está esperando un trasplante de corazón; Deuda de sangre protagonizada por Clint Eastwood; Reparar a los vivos en la que una violinista con una cardiopatía degenerativa espera un nuevo corazón; o John Q de Denzel Washington, donde el oscarizado actor afroamericano, cuyo seguro médico no cubre la intervención que necesita su hijo, un trasplante cardíaco, secuestra el hospital para que su hijo sea operado y pueda salvar la vida.

Resultado de imagen de trasplantes de corazón en el cine; Clint Eastwood

A continuación os voy a hablar de una película basada en hechos reales que tiene la cardiología como protagonista y en la que se refleja la necesidad de la investigación para el progreso médico:

Resultado de imagen de a corazón abierto películaA corazón abierto (Something the Lord made) es un telefilme basado en hechos reales dirigido por Joseph Sargent en 2004.

La película es interesante para conocer los primeros pasos de la cirugía cardíaca pediátrica, aunque no es el único aspecto interesante, pues también se reflejan otras cuestiones como la pasión por la investigación, y por descubrir cosas nuevas que ayuden a la humanidad y puedan salvar vidas. También se abordan cuestiones como la ambición o la discriminación por raza o sexo.

La historia nos traslada al año 1930 y al laboratorio de cirugía experimental Vanderbilt en Nashville donde el joven afroamericano Vivien Thomas, tras dejar su oficio de carpintero, trabaja como ayudante del laboratorio y del animalario. Es una época en la que se discrimina a los negros, se deja claro que éstos viajan en la parte de atrás de los autobuses, separados de los blancos y que no gozan de los mismos derechos. Todo es más difícil para los afroamericanos. Mientras este joven limpia el laboratorio del Dr. Blalock, un cirujano muy prepotente, comienza a leer y a entusiasmarse con los libros médicos de anatomía y acaba sorprendiendo por su habilidad manual con el instrumental quirúrgico. Pero cuando intenta estudiar la carrera de Medicina, todos los ahorros se han perdido en el Crack del 29.

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Imagen relacionadaPosteriormente nos encontramos en Baltimore. Han transcurrido unos cuantos años y de 1930 hemos pasado al 1943. Blalock y Thomas, su ayudante, van a la Universidad Johns Hopkins donde tiene lugar el encuentro con la cardióloga pediátrica Helen Brooke Taussig, y surge la propuesta de intentar operar a niños cianóticos, los llamados popularmente, "niños azules", con estenosis pulmonar y con Tetralaogía de Fallot, en aquel momento con un 100% de mortalidad. Podemos ver a esos niños ingresados en la clásica posición de "squtting" (en cuclillas), mecanismo para aliviar la hipo-oxigenación. La sorpresa de ver a un negro con bata dentro del hospital es mayúscula, pero fue en realidad el alma de la experimentación animal llevada a cabo hasta conseguir la fistula que podría emplearse en estos niños, lo que conocemos como un “shunt”, la famosa fístula sistémico-pulmonar que consigue “Cambiar el curso de la sangre para convertir lo azul en rosado”.

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A Thomas inicialmente se le negaron los honores por ser negro y no ser médico. Intentó estudiar Medicina, pero por unas cosas o por otras no lo consiguió, aunque finalmente la Universidad de Johns Hopkins le concedió el título de Doctor honorario y Thomas dijo en su discurso: 

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“Cuando dejé mi martillo y mi sierra ahora hace 40 años y se me ofreció la oportunidad de trabajar con un joven cirujano, no tenía idea de que podría dejar marca en una institución tan prestigiosa como ésta. No tenía idea de que haría una contribución al campo de la medicina que me mereciera esta clase de reconocimiento”.  

Y aquí os dejo el resumen de un artículo publicado en la Revista de Medicina y Cine

Rev Med Cine 2 (2006): 133-137


EL CARPINTERO ESTADOUNIDENSE Y EL JARDINERO AFRICANO: VIDAS PARALELAS EN LA MEDICINA Y EL CINE

Guillermo Enrique D'Ottavio Callegari, María Eugenia D'Ottavio Callegari, Alberto Enrique D'Ottavio Cattani

Resumen


Este trabajo rescata las vidas paralelas de dos hombres: Vivien T. Thomas, el carpintero estadounidense, y Hamilton Naki, el jardinero africano, que, viviendo en ambientes hostiles de falta de medios y de segregación racial, llegaron a sobresalir de tal modo en la Medicina que ambos contribuyeron de manera significativa a ella, junto a médicos del renombre de Alfred Blalock y Christian Barnard. A su vez, uno y otro recibieron el doctorado honoris causa sin poder haber sido médicos (como era su deseo), son destacados en sus respectivos países de nacimiento y merecieron  reconocimientos fílmicos (Partners of the Heart (2003) de Bill Duke y Andrea Kalin y A corazón abierto/ Something the Lord Made (2004) de Joseph Sargent para Vivien T. Thomas y un documental en proyecto Hands of a Forgotten Hero para Hamilton Naki), susceptibles de servir de ejemplo a alumnos y profesionales de la salud en particular y al público en general así como de ser debatidos en los aspectos académicos, ético-morales y humanos que ofrecen.
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