Las dos primeras las pronuncia Mesala, el que había sido amigo de Judá Ben-Hur, y al que dio vida en la película Stephen Boyd:
"Si condeno a un viejo amigo sin que me tiemble el pulso, seré temido".
Yo me pregunto qué queremos en la vida, si ser temidos o ser amados, admirados o respetados...
"Sextus, preguntas cómo combatir una idea. Bueno, te diré cómo...con otra idea".
"Tus ojos están llenos de odio. Eso es bueno. El odio mantiene a un hombre vivo. Le da fuerza".
Una de mis escenas favoritas es en la que Judá salva a Arrio y éste deja de llamarla por el número que le habían asignado en el barco y le pregunta su nombre, deja de tratarle como a un objeto y empieza a tratarle como a un hombre.
Una escena llena de acción la carrera de cuádrigas, y una llena de emoción la curación de la madre y la hermana del protagonista.
Otra escena que me encanta es cuando, camino de las galeras, tras haber sido acusado injustamente y traicionado por el que había sido su amigo de la infancia, tiene un encuentro con Jesús. Nadie le da agua a Judá hasta que un joven se acerca a él y le da de beber. Ben-Hur nunca olvidará a ese hombre bueno que se acercó a él para calmar su sed, y posteriormente lo verá entrar en Jerusalén en un burrito, entre vítores y palmas y después lo verá morir en la cruz. Jesús entrará en su corazón, no le dejará indiferente.
Y a continuación una frase que dijo Charlton Heston de su personaje.
El siguiente diálogo me gusta mucho, y es muy propio para estos días de Semana Santa.
Antes de esta versión de los años 50 se había rodado otra en 1925, con Ramón Novarro en el papel de Ben-Hur, y en 2016 se estrenó una nueva versión, que no tuvo el impacto de las anteriores.
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