El cine con frecuencia nos muestra médicos y científicos varios que, centrados en sus experimentos, acaban perdiendo la razón, y sus inventos o estudios, diseñados inicialmente para el bien, se transforman en armas letales y ellos en malvados o asesinos.
Este es el caso del protagonista de la película El hombre que trocó su mente, dirigida por Robert Stevenson en 1936 y protagonizada por Boris Karloff, Anna Lee y John Lodder.
El filme nos cuenta la historia de un científico que en sus buenos tiempos fue muy respetado por su trabajo. Todo se estropeó cuando el Dr. Laurience empezó a investigar los orígenes de la mente y el alma y sus colegas rechazaron sus teorías condenándole al ostracismo. Sus investigaciones se convierten en una obsesión y pierde todo empezando por su prestigio profesional. Sin embargo, él sigue con sus investigaciones y da con un método de transferencia cerebral, y utiliza su descubrimiento para el mal...
Una joven doctora llega a una misteriosa mansión para ayudar añ Dr. Laurience en sus trabajos de transmisión de la personalidad de un ser vivo a otro. Consiguen buenos resultados experimentándolo en dos chimpancés, y es entonces cuando el doctor quiere dar el salto a la especie humana. Ella se muestra reacia pero... ¿Qué pasará?
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