Kim Novak, la inolvidable protagonista de Vértigo, película dirigida por el mago del suspense, Alfred Hitchcock, ha dejado al fin sus huellas en el Paseo de la Fama de Los Ángeles. La actriz de 79 años de edad, que recientemente ha confesado que padece un trastorno bipolar, lleva muchos años retirada del cine. Por unos días abandonó su casa de Oregón donde vive con su marido, Robert Malloy, para asistir a este homenaje en el que recordó viejos tiempos, y estuvo acompañada por compañeras de profesión como Debbie Reynolds y Connie Stevens.
Hacía mucho tiempo que no veía a esta actriz, y la vi con un aspecto y tipo juvenil, pero al fijarme bien en su rostro me llamó la atención la huella del bisturí, la silicona, el bótox, o todo a un tiempo. Aquella belleza con la que conquistaba a James Stewart en Vértigo o en Me enamoré de una bruja, había desparecido, y no por la edad sino como consecuencia de los tratamientos estéticos. Me pregunto por qué tantas actrices y también actores tienen la manía de tocarse la cara o hinchársela con silicona o con bótox.
Algunos actores quedan muy bien, pero en otros casos pierden todo su encanto, belleza, frescura y naturalidad, tal es el caso de Nicole Kidman o Meg Ryan, y no olvidemos a Sylvester Stallone.
En otros casos quedan irreconocibles o incluso deformados, no olvidemos a Laura Antonelli o a Mickey Rourke, por citar algunos ejemplos.
Julia Roberts confiesa que no tiene miedo a las arrugas. El botox, que paraliza las expresiones del
rostro, no le va. El linfting, que desfigura un poco, tampoco es lo suyo. En el Elle americano de septiembre Julia decía:
"quiero que mis hijos se den cuenta de cuándo estoy triste o enfadada... Nuestro
rostro cuenta una historia y esa historia no debería ser la de que hemos pasado
por la consulta de un cirujano...". Sin embargo, hay quien dice que la protagonista de Pretty Woman se ha operado los pechos. Si es así, quizás es que no le importe operarse el cuerpo pero no quiera tocarse la cara, pues en ella reside la expresión y es muy importante en la comunicación con los demás. Mencionar también que la actriz, en la película Blancanieves interpreta a la malvada madrastra y se somete a los más extravagantes tratamientos de belleza para superar a su joven hijastra.
Kate Winslet, Emma Thomson y Rachel Weisz se han aliado contra la cirugía estética. Las tres presumen de no estar operadas, pese a que en algún caso han sufrido presiones para hacerse algún retoque. Las tres oscarizadas actrices han formado la "liga anti-cirugía estética". En realidad, todo comenzó con unas declaraciones algo jocosas de
la protagonista de Titanic
al diario The Daily Telegraph. En
ellas afirmó haberse sentido presionada por la industria para operar
su rostro, algo que, afirmó "va en contra de mis
principios, de lo que me enseñaron mis padres [Kate es hija de actores] y de lo
que considero que es la belleza natural". "Soy una actriz, y no quiero que la expresión de mi rostro
se petrifique", prosiguió la actriz de ¡Olvídate de mí! y El lector. ¿Estaría
pensando en alguien en particular?
Con 53 años muy bien llevados, Emma Thompson fue la siguiente en sumarse a las opiniones de Kate Winslet, a la que conoció en la película Sentido y sensibilidad: "Estamos en una cultura
obsesionada por la juventud que te exige aparentar 30 años a los 60". Rachel Weisz, por su parte, declaró: "La gente perfecta no
me parece ni sexy ni hermosa". Tres grandes bellezas, tres grandes actrices, tres mujeres inteligentes y con autoestima que no necesitan pasar por el quirófano para encontrarse hermosas.
También Gwyneth Paltrow se ha manifestado al respecto diciendo que está en contra de : "el bótox, la silicona y otros artificios de pura vanidad". Claro, que operarse de pecho después de haber dado de mamar no lo considera tan mal.
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