martes, 1 de noviembre de 2011

Postmortem: Un paseo por el lado oscuro de Hollywood


Postmortem presenta esta semana el libro de Miguel Ángel Prieto titulado Un paseo por el lado oscuro de Hollywood. Vivir y morir en la meca del cine de T&B editores, publicado en 2010.
El autor nació en Madrid en 1971 y falleció en 2007. Licenciao en Periodismo, trabajó como redactor en varias publicaciones especializadas en el mundo del cine y colaboró en fanzines, revistas y webs dedicadas al rock. Además de su trabajo en la radio y como traductor escribió varios libros:
- Desaparecidos en combate (2004)
- Blade Runner (2005)
- James Dean. El ángel oscuro (2005)
- La música del diablo (2006)
- ¡Malditas películas! (2007)
En las páginas del libro que hoy nos ocupa se nos presentan datos de las muertes de actores archiconocidos como James Dean, que se menciona brevemente y al que está dedicada la portada, Natalie Wood, Sal Mineo, que coincidieron en Rebelde sin causa, Ramón Novarro, Alan Ladd, Lupe Velez, Pier Angeli, Bela Lugosi, River Phoenix, Jean Harlow, Robert Walker, Tyrone Power, John Candy, Brandon Lee o Pedro Armendáriz.
Sin embargo, de otros muchos, pese a mi gran pasión por el cine, ni había oído hablar, como Thelma Todd, paul Kelly, Tom Neal, o Pete Duel. pero no sólo las grandes estrellas han contribuido al desarrollo del cine, también aquellos intérpretes menos conocidos, eternos secundarios de los que pocos se acuerdan, o actores con éxitos efímeros o con muertes prematuras, han forjado la historia del séptimo arte, que tiene ya más de 100 años.
Por ejemplo, me ha llamado poderosamente la atención el caso de Karl Dane, actor danés nacido en 1886 que llegó a Estados Unidos tras la I Guerra Mundial. En su país ya había logrado muchos éxitos en el teatro y en América alcanzó el estrellato tras participar en EL gran desfile (King Vidor, 1925). Apareció junto a Rodolfo Valentino en el hijo del Caid (1926). Su carrera parecía que iba a ser meteórica pero la llegada del sonoro lo estropeó todo, ya que tenía un marcado acento danés. A comienzos de los años 30 se acabó su carrera, perdió su lujosa mansión en Hollywood Hills y se vio obligado a vender perritos calientes frente a las puertas de la MGM, el estudio en el que había llegado a ser una estrella.
Harto de esta humillación, el 15 de abril de 1934 volvió a su casa y se pegó un tiro en la cabeza, rodeado de todos los recuerdos y recortes de prensa que hablaban de sus éxitos del pasado.
Sus últimos tiempos habian sido muy tristes, había caído rápidamente en el olvido y su muerte pasó totalmente desapercibida. La MGM le proporcionó un entierro digno, principalmente para que la situación y circunstancias dramáticas de la muerte de este antiguo astro de la Metro no les creara mala fama.
Dane no fue la única estrella que vio terminada su carrera con la llegada del sonoro; estos casos nos pueden ayudar a reflexionar sobre lo efímera que es la fama. Hoy un actor se encuentra en lo más alto, y al poco tiempo nadie lo recuerda y cae totalmente en el olvido e incluso en la pobreza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Etiquetas