

Se trata de un documental rodado en blanco y negro. Frío, humedad, niebla y desolación son el escenario por el que se mueven toda una serie de enfermos mentales que van mal vestidos deambulando de un lado a otro, repiten movimientos, insultan a los extraños, intentan ahuyentarlos a escobazos, lloran o ríen sin motivo. Primero fue monasterio (año 1131), después manicomio hasta 1992, y hoy se ha convertido en un hotel de cinco estrellas. Lugar de vacaciones y descanso que ya no recuerda las historias tristes, patéticas de abandono, enfermedad y soledad que refleja el documental de Depardon.
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