Se han cumplido 30 años de la muerte de una de las actrices europeas más importantes de las últimas décadas: Romy Schneider. Mujer muy bella, buena actriz que trabajó a las órdenes de algunos de los más grandes como Visconti u Orson Welles. Aunque siempre la recordaremos con cariño por su interpretación de la emperatriz Sissi. En tres ocasiones dio vida a este personaje, y en esos filmes trabajó al lado de su madre Magda Schneider, que también la acompañó en otros títulos como "La panadera y el emperador" y "Los jóvenes años de una reina".
Su vida personal estuvo marcada por el sufrimiento, que le condujo a una prematura muerte con tan solo 43 años. Según la versión oficial falleció como consecuencia de una parada cardiorrespiratoria, pero, al parecer, dicha parada estuvo producida por un cóctel mortal de alcohol y barbitúricos.
Su primer gran golpe fue que la abandonara Alain Delon tras 5 años de relación, pues estab muy enamorada de él, y según se cuenta intentó cortarse las venas. Amores frustrados, dos hijos, la desgracia la golpearía duramente al perder a su hijo mayor, que se clavó la punta de metal de una verja y murió desangrado. No pudo reponerse de esta pérdida y nos dejó en 1982.
Romy solía decir: "En la vida no puedo nada, pero sí todo en la pantalla".
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