En la sección Postmortem recogemos la muerte de los protagonistas del cine, ya sean actores, directores, guionistas u otras personas relacionadas con la industria, y este año no podemos olvidarnos de esos maravillosos ojos violeta que en 2011 se han cerrado para siempre: Elisabeth Taylor.
La actriz falleció tras casi dos meses ingresada en la Clínica Cedars Sinaí de los Ángeles. Oficialmente la causa de la muerte fue una insuficiencia cardiorespiratoria congestiva que causó que su corazón se parara a los 79 años de edad. Un corazón debilitado que había sobrevivido a multitud de enfermedades y al mal de amores. Cuando falleció, estaba acompañada por sus cuatro hijos y de ellos fueron los primeros en pronunciar palabras de elogio: "Una mujer extraordinaria que vivió al máximo, con gran pasión, humor y amor. El mundo es un lugar mejor después de que mi madre viviera en él", dijo en un comunicado Michael, su hijo mayor.
La red también reaccionó de inmediato. Actores como Michael Caine mostraron su tristeza por la pérdida de una hermosa amiga y un gran ser humano. El periodista Larry King la recordaba como la principal activista contra el sida: "Cuando Elizabeth tomaba partido en una batalla, lo hacía al cien por cien".
Ciudadanos anónimos también quisieron recordarla sobre su estrella situada en el paseo de la fama. "Llevó una vida apasionante y nos dejó con mucha elegancia", aseguraban sus seguidores.
Apenas una corona sobre su estrella, a pesar de que sus familiares han pedido que nadie mande flores y que gasten el dinero en dar un donativo a la fundación antisida que presidía.
Liz deja cuatro hijos, 10 nietos, cuatro bisnietos... y una infinita legión de admiradores repartidos por todo el mundo. Elisabeth, no te olvidamos.
La familia de la actriz llegó al cementerio en cinco limusinas negras, allí muchos curiosos y reporteros esperaban en la entrada, pero solamente una decena de parientes y amigos estaban invitados a la ceremonia, según indicaron fuentes familiares.
Gardenias, violetas y lirios de los valles ornamentaron el ataúd cerrado, según relató una portavoz de la familia. Según informa la web TMZ, el ataúd de caoba estaba valorado en 11.000 dólares (7.800 euros). Por deseo de Taylor, la ceremonia se realizó con un cuarto de hora de retraso. Esto fue un pedido expreso de la estrella de Hollywood, conocida por su impuntualidad (podríamos decir, entonces, que fue impuntual hasta el final).
La artista que ganó dos Oscar y se casó ocho veces recibió sepultura en las inmediaciones del lugar donde yacen los restos de su amigo Michael Jackson. En dicho cementerio yacen los cuerpos de otros difuntos famosos como Jean Harlow, Carole Lombard, John Wayne, Bette Davis, Buster Keaton y Clark Gable. La ceremonia fue conducida por el rabino Jerry Cutler (Liz se había convertido al judaísmo en la década de 1950, antes de casarse con Eddie Fisher), quien anteriormente ya realizó los funerales para Milton Bearle, Shelley Winters y Walter Matthau.
Taylor dejó cuatro hijos de diferentes matrimonios. Dos de ellos de su matrimonio con el actor Michael Wilding, una hija de su enlace con el productor Michael Todd y una hija adoptada en 1964 con el actor Richard Burton. Además, luego llegaron 10 nietos y cuatro bisnietos. Es la mejor herencia de Liz, además de su magnífica filmografía.
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