¿Cómo nos enfrentamos a la muerte? ¿Cómo se enfrenta a ella el que sabe que va a morir en poco tiempo? ¿Y los familiares y amigos?
Para un cristiano la muerte no es el final sino el principio, el comienzo de la vida de verdad, de la vida eterna. Eso da esperanza y sentido a la vida pero no hace que le perdamos el miedo a la muerte, a lo desconocido, y sobre todo al sufrimiento, al dolor, a una larga agonía. La familia y amigos del que se va pueden estar contentos porque esa persona tuvo una buena vida y una buena muerte, y por la confianza en la vida eterna, pero la añoranza, la soledad, el vacío, siempre están ahí, porque ya no se puede abrazar a la persona querida, no se puede coger su mano para darle ánimos, no se puede tener una conversación, ni generar nuevos recuerdos. Las lágrimas son quizás de añoranza y de egoísmo porque ya no tenemos al lado a la persona amada y la seguimos necesitando.
Mi yaya me dijo: “No lloréis por mí, rezad”, pero yo que soy muy sentimental no he podido cumplir con la primera parte, y es que ella lo llenaba todo, lo iluminaba todo con su simpatía, su cariño, su bondad y su inteligencia. Maestra, madre, hermana, yaya, amiga…toda una vida juntas disfrutando del día a día, aprendiendo una de otra, hablando, leyendo, haciendo crucigramas, riendo, y también viendo mucho cine.
La película de su vida ha concluido, ha aparecido el THE END, y ahora lo que nos quedan son los recuerdos, ele ejemplo, el amor generoso que nos dio, y el enorme vacío que deja.
El cine ha abordado en multitud de ocasiones y con distinto enfoque el final de la vida y la forma de afrontarlo, tanto por parte de los que van a morir, como de las personas de su entorno más cercano.
Lo vemos, por ejemplo, en Amarga Victoria en la que Bette Davis quiere saber la verdad y afronta el final con valentía, intentando disfrutar al máximo del poco tiempo que le queda.
En Susan Slade, cuando la joven protagonista se entera de que su novio ha muerto decide que prefiere morir a vivir sin él, y se adentra en el mar. Suerte que un atractivo joven del pueblo lo ve y logra salvarla. Precisamente el padre de este joven se ahorcó en la cárcel tras sufrir la vergüenza de que le acusaran de estafador.
Suicidios hay muchos en el cine, pero yo señalaría cómo el más romántico el de la muerte de Petronio y su amada en Quo Vadis. Otro que me gustó es el que aparece en la película Recuerda de Hitchcock. En otros casos la cosa se queda en tentativa, tal es el caso de Aurora Borealis, película en la que Donald Sutherland interpreta a un hombre con enfermedad de Parkinson, y al ver que sus síntomas van avanzando decide pegarse un tiro con una escopeta, pero sus alteraciones del movimiento se lo impiden.
Podemos ver la lucha titánica de unos padres para salvar a su hijo de la discapacidad y la muerte en El aceite de la vida, con Susan Sarandon y Nick Nolte. Se trata de una película basada en hechos reales. Y también en hechos reales se basa Medidas extraordinarias, en la que unos padres quieren encontrar la cura para la enfermedad de Pompe, y para ello cuentan con un médico al que da vida Harrison Ford, que ya había interpretado anteriormente a un doctor en Frenético. Otros padres deseosos de curar a su hija con leucemia son los que aparecen en La decisión de Anne, en la que llegan a crear un “bebé medicamento”, una niña que no se siente querida y que, estando sana, ha pasado su infancia en hospitales.
También hay gente que se rinde ante una situación grave de discapacidad o sufrimiento, como la protagonista de Million dollar baby, y otros títulos en los que se aborda la eutanasia como Las invasiones bárbaras.
En algunos títulos podemos ver distintas formas de enfrentarse a la muerte y al dolor propio o de un ser querido como Tierras de penumbra, la suerte de Emma, tomates verdes fritos, Wilt, mi vida sin mí, entre otras.
El cine refleja la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la muerte, la soledad, porque son parte de la vida.
No me gustan mucho los dramas lacrimógenos en la gran pantalla, pero mucho menos me gusta tener que vivirlos en la realidad.
Cuidad mucho a la gente que queréis, en especial a vuestros padres y abuelos, pues cuando faltan se les echa mucho, mucho de menos.
Preciosa entrada Sus !!!!
ResponderEliminarBesos
Sandra
Muchas gracias Sandra, eres un encanto.
ResponderEliminarBesos,
Susana
Muy bonito el homenaje a la yaya, es bonito expresar con palabras los sentimientos.
ResponderEliminarGracias Natalia por tu comentario y por tu apoyo en estos días.
ResponderEliminarBesos,
Susana