Últimamente parece que no escribo nada en el blog, pero lo
cierto es que tengo varios borradores en marcha, así que cualquier día de estos
aparecen de repente varias entradas, pero puedo asegurar que no son obra de la
precipitación sino que se han ido cocinando poco a poco, con ingredientes de
cariño, amor al cine (también a la televisión, la música, la literatura o la
pintura), pequeños espacios de tiempo rescatados a la presión del trabajo y un
gran deseo de comunicación.
Ahora en el AVE, camino de Barcelona para asistir a una
tesis, como miembro del tribunal, y tras echar un vistazo a unas revistas, he
cogido un cuaderno que siempre viaja conmigo y he empezado a emborronarlo,
aprovechando la quietud del viaje en tren. Seguramente debería ir releyendo las
notas que he tomado de la tesis que h de juzgar mañana en la Universitat
International de Catalunya (UIC), pero ya lo haré esta noche o mañana a primera
hora. En este momento deseo relajarme mientras veo cómo anochece, en una de
esas noches tempranas de invierno, en que el día parece tocar a su fin a las
6,00 de la tarde. ¡Cómo echo de menos los días largos, luminosos, interminables
del verano!
He estado leyendo un ejemplar de la Revista Muy Interesante
y me llama la atención encontrar varias noticias o referencias a los robots. Y
es que la robótica está de moda, yo misma participo en el proyecto Robohealth
en una colaboración entre la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad Caros
III.
Una de las noticias que me parece interesante es la
titulada: “Llega la piel artificial sensible al tacto”. Esta noticia hace
referencia a unos experimentos llevados a cabo por un grupo de bioingenieros de
la Universidad de Standford para crear un material plástico capaz de detectar
la presión recibida, transformarla en señales eléctricas y enviarla a las
neuronas. Esto sería muy útil en la fabricación de prótesis; las haría más
humanas.
Os dejo un enlace por si os puede resultar de interés: Piel artificial
Esto me hace pensar en prótesis rudimentarias que hemos
podido ver en el cine, como la del capitán Garfio, eterno enemigo de Peter Pan,
o las que lleva uno de los soldados que aparecen en el filme “Los mejores años
de nuestra vida” y que en la vida real había perdido ambos miembros superiores
manipulando explosivos. Esta película es muy interesante y nos invita a
reflexionar sobre cómo se integran a la vida civil los soldados que han pasado
mucho tiempo en el frente, más aún si vuelven con secuelas mentales o físicas.
Otro reportaje de esta revista nos habla de “Moway, el robot
que enseña”, un robot programable, eficaz herramienta para aprender
programación en los colegios.
Pero aquí no acaba la cosa pues otro reportaje hace
referencia a la creación de robots humanoides personalizados. ¿Cómo podemos
conseguirlos? Pues nada más y nada menos que construyéndolos nosotros mismos.
Son los Meccanoid: caminan a nuestro lado, reconocen nuestra voz, obedecen
órdenes verbales y encienden sus dos ojos LED para mostrar diversos estados de
ánimo.
Con piezas de mecano, una plataforma informática de uso
sencillo podríamos construir un robot a nuestra medida. Es impresionante cómo
avanza la tecnología, y cómo, poco a poco se va introduciendo en el ámbito
doméstico.
Que la robótica está de moda y en pleno auge se puede ver en
la proliferación de películas, series de televisión y cortometrajes, como por
ejemplo, la serie Humans, de la que hablaré en otra entrada de Cinemed, y que
aborda la inteligencia artificial.
Otra serie es Mr. Robot, que aún no he
tenido tempo de ver, y hay una larga lista de películas como Robot y Frank, el
filme de animación Big Hero-6, o el enternecedor corto de animación Changing
Batteries. Y egún escribo me vienen a la cabeza otros títulos recientes como Ex
–machina, Chappie, o el inminente estreno de una nueva entrega de la saga STAR
WARS, con los clásicos C3PO y R2D2, entre otros.
Y no puedo dejar de mencionar una peli de dibujos que me
encanta y que he visto un montón de veces con mis sobrinos: WALL-E.
Y apelando
a la nostalgia cómo no incluir la mítica serie de animación Mazinger Z con su
famosa frase: “¡Puños fuera! Y remontándome en el tiempo y viajando a la
brillante etapa del cine mudo no puede faltar Metrópolis en esta caótica
enumeración de películas sobre robots, y ya paro porque me están viniendo a la
cabeza en oleadas, casi como un tsunami robótico, un montón de títulos que
prometo comentar pronto con detalle.
Y para terminar una muestra más de que la robótica está de
moda, es que la revista que he mencionado anuncia que en el próximo número nos
hablará de la cibernética emocional, y nos dice como avance: “en nuestro mundo
superconectado nuestra capacidad para relacionarnos mengua ¿Nos comunicamos
mediante máquinas o es que ya sólo lo hacemos con ellas?” Y esto nos debería
llevar a la reflexión de si los avances en comunicación que tantos beneficios
nos aportan, no nos estarán llevando a una deshumanización, y en este sentido,
y para ayudarnos a la reflexión nos podría servir la película Her, con guión y dirección de Spike Jonze, en la que el protagonista, al que da vida Joaquin Phoenix, se enamora de un sistema operativo: Samantha (con la voz de Scarlett Johanson). Ganó el Oscar y el Globo de oro al mejor guión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario