La actriz no quería ser recordada únicamente por su papel en La Dolce Vita, pero lo cierto es que su baño en la Fontana de Trevi es una escena mítica asociada siempre a Anita Ekberg.
En 1956 fue galardonada con el Globo de oro a la mejor actriz emergente por su papel en Callejón sangriento, donde comparta cartel con Lauren Bacall y John Wayne.
La bella y sensual actriz sueca trabajó también en Guerra y paz,arís Holiday o Regreso de la eternidad, aunque su gran èxito, su pase a la inmortalidad le vendría de la mano de Fellini en 1960 con el filme La Dolce Vita.
En sus últimos años de vida estuvo delicada de salud, postrada en una silla de ruedas, en su villa pròxima a Roma. En sus últimas apariciones públicas se la veía bastante desmejorada y enferma. Además sufría problemas económicos. Ahora descansa en paz la última superviviente de La Dolce Vita.
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