Es muy esperanzador pensar que lo reflejado por la película no es lo que ocurre siempre en la realidad. Una enfermedad, una situación dramática puede llegar a hundir a unas personas, y en otros casos unir más a una familia. A algunos les aleja de Dios pues le echan la culpa de su desgracia, mientras que a otros les acerca más a Dios al que piden ayuda para afrontar el problema, para amar más, para entregarse más, tal como Cristo se entregó hasta una muerte en cruz, como celebraremos mañana en el día de Viernes Santo.
En la carta al director que he reproducido se menciona un artículo sobre la citada película de Michael Haneke titulado Europa se hace la eutanasia. El artículo comienza así:
Amor, en un principio, parece un film sincero, auténtico, sobre la belleza del amor humano y sobre la grandeza tierna de la vejez, pero pronto se descubre que está lleno de rencor hacia la vida. El nihilismo del director alemán Michael Haneke es el nihilismo de la Europa cansada de sí misma, aburrida de mirarse al espejo, precisamente el nihilismo que encandila en los festivales del Viejo Continente «La película tiene muchos momentos verdaderos, pero se envilecen al ser utilizados como envoltorios de una gran mentira»
Juan Orellana, el autor del artículo, termina diciendo:
El acopio de reconocimientos que ha merecido este film deja claro que el triunfo cultural del marxismo en el siglo XX ha dejado paso, en el nuevo siglo, al triunfo del nihilismo. Europa, si aún existe más allá de una denominación geopolítica, se está haciendo la eutanasia.
Si queréis leer el artículo en su totalidad podéis hacerlo en el siguiente link. Merece la pena:
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