Ayer, víspera de la llegada de los Reyes Magos de Oriente, publiqué una entrada dedicada a la presencia de los Reyes Magos en el cine, y al buscar la información me topé con unas escenas de una película titulada "El cuarto Rey Mago", llamado Artabán, del que nunca antes había oído hablar. Me llamó la atención y decidí investigar. Casualmente al ir a Misa me entregaron una hoja parroquial con las lecturas del día y que contenía también la historia de este cuarto Rey Mago. La leí con gran interés y me pareció preciosa, y por ello he decidido reproducirla para compartirla con vosotros, ilustrándola con algunos vídeos.
Según una antigua tradición además de Melchor, Gaspar y Baltasar, hubo un cuarto Rey Mago que también vio la estrella y quería ir a adorar a Jesús. Su nombre era Artabán. Los cuatro habían hecho planes para reunirse en Borsippa, una antigua ciudad mesopotámica y desde allí dirigirse a Belén. Todos sabemos que los tres reyes Magos entregaron al Niño oro, incienso y mirra, ¿Pero qué llevaba Artabán? Este Rey Mago llevaba piedras preciosas como regalo. Cuando viajaba hacia el punto de encuentro vio a un pastor cuyo rebaño había sido atacado por un lobo. El pobre pastor estaba herido y el rebaño se había dispersado. Artabán se encontró con un dilema, quería seguir su camino para encontrarse con los otros tres magos, pero no quería dejar al pastor, así que decidió ayudarle. Reemprendió viaje pero no encontró a Melchor, Gaspar y Baltasar, y al llegar a Belén la Virgen María, San José y el Niño ya estaban rumbo a Egipto huyendo de la matanza de Herodes.
Artabán siguió su viaje intentando encontrar al Mesías y poder darle su regalo, pero por el camino siempre encontraba a gente necesitada que le pedía ayuda, y él iba utilizando las piedras preciosas para socorrerles. 33 años después Artabán, viejo y cansado, no perdía la esperanza de encontrar a Jesús. Llegó hasta donde le habían dicho que estaba. La gente estaba alrededor del Gólgota para ver la crucifixión de un hombre que decían que era el Mesías. Artabán no tenía duda alguna en su corazón, aquél era el hombre al que llevaba tantos años buscando. Ya sólo le quedaba un rubí en su bolsa, y quería entregárselo a toda costa. Se encaminó hacia el monte, pero en el camino vio que una mujer era llevada a la fuerza para ser vendida como esclava para pagar las deudas de su padre. Artabán se compadeció de ella y compró su libertad con la última piedra que le quedaba.
Triste y desconsolado porque ya no tenía regalo que ofrecerle al Mesías se sentó en el suelo. En aquel momento la tierra tembló bruscamente y una enorme piedra le golpeó en la cabeza. Moribundo y con sus últimas fuerzas, imploró perdón por no haber podido cumplir su misión de adorar al Mesías. En ese momento la voz de Jesús se escuchó con fuerza: "Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste".
Artabán, agotado y sorprendido preguntó: "¿Cuándo hice yo estas cosas?"
Y Jesús le dijo: "Todo lo que hiciste por los demás, lo has hecho por mí, por eso hoy estarás conmigo en el paraíso"
Me ha parecido una historia preciosa y por eso os la he querido contar, espero que os haya gustado tanto como a mí.
Artabán siguió su viaje intentando encontrar al Mesías y poder darle su regalo, pero por el camino siempre encontraba a gente necesitada que le pedía ayuda, y él iba utilizando las piedras preciosas para socorrerles. 33 años después Artabán, viejo y cansado, no perdía la esperanza de encontrar a Jesús. Llegó hasta donde le habían dicho que estaba. La gente estaba alrededor del Gólgota para ver la crucifixión de un hombre que decían que era el Mesías. Artabán no tenía duda alguna en su corazón, aquél era el hombre al que llevaba tantos años buscando. Ya sólo le quedaba un rubí en su bolsa, y quería entregárselo a toda costa. Se encaminó hacia el monte, pero en el camino vio que una mujer era llevada a la fuerza para ser vendida como esclava para pagar las deudas de su padre. Artabán se compadeció de ella y compró su libertad con la última piedra que le quedaba.
Triste y desconsolado porque ya no tenía regalo que ofrecerle al Mesías se sentó en el suelo. En aquel momento la tierra tembló bruscamente y una enorme piedra le golpeó en la cabeza. Moribundo y con sus últimas fuerzas, imploró perdón por no haber podido cumplir su misión de adorar al Mesías. En ese momento la voz de Jesús se escuchó con fuerza: "Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste".
Artabán, agotado y sorprendido preguntó: "¿Cuándo hice yo estas cosas?"
Y Jesús le dijo: "Todo lo que hiciste por los demás, lo has hecho por mí, por eso hoy estarás conmigo en el paraíso"
Me ha parecido una historia preciosa y por eso os la he querido contar, espero que os haya gustado tanto como a mí.
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